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De las moléculas imaginarias al terrorismo de Estado no disipado

  • Foto del escritor: clubdelapelea
    clubdelapelea
  • 17 may 2021
  • 10 Min. de lectura



Reformulación contrainsurgente y ampliación del concepto de enemigo interno


El 3 de mayo de 2021 presenciamos un enigmático tuit del ex presidiario Álvaro Uribe[1]. En él, se traza una línea de acción político-militar contra la creciente movilización en el marco del Paro nacional. Para poder resistir a la denominada “Revolución molecular disipada”, dice Uribe, se debe reconocer la protesta social como una expresión del terrorismo en ascenso. Además, indica la necesidad de fortalecer las fuerzas armadas (debilitadas por el acuerdo de paz) como tarea fundamental para restituir el orden marcial de la sociedad, por medio de la aplicación legítima de la violencia.


Para decodificar este mensaje, debemos remontarnos a la charla dictada por el neo-nazi Alexis López Tapia el 19 de febrero de 2021 en la Universidad Militar. El auditorio, compuesto principalmente por altos mandos de las fuerzas armadas colombianas, recibió una exposición sobre “La revolución molecular disipada y cómo enfrentarla”[2]. Deformando al psicoanalista y filósofo francés Félix Guattari, este pseudo intelectual chileno, sostiene que el comunismo internacional ha adoctrinado a la humanidad por medio del lenguaje y el deseo. La muestra de dicho proceso de ideologización marxista es el fortalecimiento de la lucha en terrenos, tales como: feminismo y diversidad, derechos humanos, ambiental, animalismo, arte urbano, tribus urbanas, entre otros.


Esta ideologización, tarde o temprano, conducirá a una lucha de carácter militar, señala López, ubicando varias etapas, 1) iniciará con acciones de evasión, por ejemplo, del pago de los servicios de transporte público; 2) continuará con la afectación de la “normalidad” de la sociedad, con acciones tales como marchas, plantones o bloqueos; y 3) en un proceso de escalamiento de acciones terroristas, se copará la capacidad de respuesta del Estado, culminando en una fase insurreccional.


Para nosotros, esta visión fascista y paranoica de la sociedad no es nueva, especialmente porque vivimos en un contexto en el que las subjetividades populares desafían fuerte y constantemente al sujeto dominante occidental: individualista, masculino, blanco, nacionalista, colonialista, militarista y expoliador de la naturaleza. Sin embargo, lo novedoso en este planteamiento radica en la ampliación del marco de referencia de la Doctrina militar de Seguridad Nacional. El objetivo principal es avalar la acción de las fuerzas armadas ilegales y/o legales en lo urbano, tal como lo hemos conocido en lo rural.


Con este planteamiento, no estamos negando el tratamiento contrainsurgente que las clases dominantes han dado a las luchas populares y al pensamiento crítico en las ciudades. Contrario a esto, se pretende evidenciar que, mediante la ampliación en el concepto de enemigo interno utilizado por el bloque de poder, se busca avalar formas de violencia organizada de clase utilizadas únicamente en conflictos con un fuerte componente armado.


Para lograr esta ampliación conceptual, el expositor indica cómo las fuerzas del orden han operado históricamente desde un paradigma limitado de guerra tradicional vertical. La cuál se caracteriza especialmente por: 1) Una fácil identificación de los bandos en confrontación; estructuras militares claramente definidas; 2) Las estructuras son verticales y jerárquicas; tanto mandos, cómo estatutos organizativos, dan cuenta de esto; y 3) El avance militar se mide principalmente en la cantidad de bajas de enemigos, priorizando aquellos con mayor rango en la estructura militar jerárquica -estrategia utilizada para eliminar a todos los mandos guerrilleros no proclives a la rendición de las antiguas FARC-EP -.


Sin embargo, según López, los conflictos actuales, aunque tienen como finalidad la fase insurreccional, potenciada por la “ideologización comunista”, tienen características diferentes al esquema militar tradicional. Estos conflictos, según él, siguen el esquema de una guerra horizontal, 1) molecular; porque las reivindicaciones de las personas que salen a protestar son múltiples y se adquieren en el proceso de adoctrinamiento; y 2) disipada; porque no hay jefes ni estructuras militares guerrilleras identificables, y los individuos únicamente se unen en la acción directa.


Bajo este esquema de pensamiento, lo que conocíamos como derecho a la libre asociación, protesta y rebelión de los pueblos, hoy se convierte en insurrección de moléculas comunistas imaginarias que atentan contra valores ultraconservadores y la idea de un Estado fascista. El enemigo interno, así entendido, ya no son únicamente guerrillas que han declarado directamente la guerra contra las clases dominantes y su Estado terrorista, también se ubican las personas que protestan y potencialmente puedan llegar a atentar contra con los intereses del bloque de poder, afectar el orden marcial de la sociedad y socavar la normalidad burguesa; las luchas urbanas, desde esta perspectiva, son ejecutadas por una guerrilla urbana horizontal, mediante la aplicación de una táctica de revolución molecular disipada.


Los destinatarios del tuit enviado por Uribe son en específico la cúpula militar y por consiguiente a las FFAA en su conjunto, los militares retirados, reservistas del ejército y paramilitares declarados. En general esta orientación pública es para la ultraderecha fascista colombiana que se viene formando bajo este nuevo paradigma contra-insurgente. En su mensaje cuando señala que “el terrorismo es más grande de lo imaginado”, está ampliando de facto el concepto de enemigo interno; cualquier manifestante es parte de la guerrilla urbana horizontal. En la parte donde pide el fortalecimiento de las FF.AA. en realidad está solicitando un marco de impunidad institucional y jurídico, para aplicar cualquier acción de guerra contra el pueblo colombiano. Finalmente, al señalar las etapas de la revolución molecular disipada, se pretende exponer que las acciones “terroristas” inician con aquellas que afectan la normalidad. Bajo el esquema de pensamiento neo-fascista, si estas no se les reprime oportunamente por medio de la fuerza, conducirán necesariamente al escalamiento de la confrontación y terminarán con el copamiento militar, o sea, la incapacidad de respuesta de los ejércitos del bloque de poder.


Después que Uribe dio la orden, presenciamos las diferentes operaciones militares legales e ilegales que se han ejecutado a lo largo y ancho de la patria, tomando como laboratorio de la acción criminal del Estado a la ciudad de Cali. Expondremos algunas de estas acciones y un marco de ideas incipientes, para minimizar su impacto en el marco del paro nacional.



Terrorismo de Estado en práctica en el marco del Paro Nacional.


Aunque las acciones políticas del pueblo colombiano hayan tenido una incipiente posibilidad de 1) disgregar la eficacia bélica de la fuerza dominante, 2) constreñir a la fuerza militar dominante a diluirse y dispersarse en un gran territorio anulando en parte su acción bélica. (Gramsci), estas han surgido como ejercicios de resistencia ante la respuesta bélica del bloque de poder.


Podríamos llegar a catalogar la situación actual como una guerra civil fuertemente asimétrica y de baja intensidad, sin embargo, nos enfrentamos más claramente a una declaración de guerra directa del Estado al pueblo colombiano; una reedición de la guerra, que ha trascendido su margen de acción del campo a todo el territorio. Se ha venido fortaleciendo el terrorismo de Estado, las clases dominantes paranoicas utilizarán todas las técnicas contrainsurgentes ya aplicadas en las zonas rurales y crearán algunas nuevas para imponerse militarmente sobre el pueblo.


Entre estas técnicas, combinadas y articuladas, podemos destacar las siguientes tres, sin ánimo de agotar las referencias: α) se ha reforzado el fomento de acciones paramilitares coordinadas entre civiles y fuerzas militares, cuyo objetivo será neutralizar cualquier tipo de protesta social que afecte la normalidad burguesa y los flujos de capital, “recuperar la cadena logística” es el término que usan los representantes del capital. 1. Durante el 9 de mayo vimos una de estas acciones contra la minga indígena justificada como una “reacción contra los bloqueos”, el saldo son 9 indígenas impactados por armas de fuego, ningún paramilitar herido de gravedad. 2. Los camisas negras de la Italia fascista se han reeditado en los camisas blancas. Hemos presenciado un incremento de invitaciones por grupos de WhatsApp y Telegram a reservistas, exmilitares y cualquier otro mercenario a luchar por “la patria”. En los barrios más pudientes, en los que la gran mayoría de su población se ha enriquecido por los frutos del narcotráfico, el acaparamiento de tierras y la plusvalía, se están organizando estas bandas paramilitares; la paranoia se ha extendido y se están armado para defender sus intereses de clase, actuando cobardemente y en paralelo con su ejército natural; las FFAA. 3. Debido al carácter disipado, cualquier acción sicarial aislada en contra de la manifestación social es celebrada como un acto patriótico. Se justifica en gran medida que dichos actos afectan la normalidad burguesa; los “ciudadanos de bien” reclaman con ahínco su derecho a tanquear sus camionetas blindadas y comer hamburgesas. En una de estas acciones sicariales, fue asesinado a sangre fría nuestro compañero Lucas Villa, en el viaducto que conecta las ciudades de Pereira y Dosquebradas. 4. Presenciamos en la ciudad de Cali una acción en la que se desplegó en un camión un grupo de policía vestidos de civil y sin identificación, su objetivo era atacar a los manifestantes con armas de fuego. Casualmente en la misma cuadra hacía guardia un grupo de militares que aparentemente respondieron con fuego, el saldo no dejó ningún muerto, pero sí una exaltación de los manifestantes a la “acción heroica” de los militares.


β) Estigmatización mediática de la protesta social, para generar un marco de legitimidad en el uso de la violencia y facilitar el despliegue militar de las fuerzas. 1. El mismo 3 de mayo, después de que el ex presidiario diera el marco de actuación de la ultraderecha, el ministro de la corrupción de los contratos de ICBF, Diego Molano, señaló en rueda de prensa que “el terrorismo de baja intensidad en protestas es financiado por disidencias y el ELN”. Así mismo, el tuit de Uribe en el que temerariamente señala como una bandera del ELN posaba sobre una camioneta del CRIC, cuando correspondía a la verde y roja que evoca las luchas ancestrales de los indígenas caucanos. 2. Infiltración por parte de las fuerzas militares de la protesta social para generar caos y saqueos a establecimientos comerciales. Múltiples videos durante el paro han dado cuenta de estos actos de sabotaje. Afortunadamente, la digna rabia del pueblo ha enfocado su acción en contra de los bancos, especialmente del grupo AVAL y de las grandes superficies, sin afectar considerablemente los negocios de las tiendas de barrio, lo que demuestra que el objetivo no es acabar con el pequeño comerciante, sino con los conglomerados económicos que se han lucrado en medio de la crisis a costa del hambre de los escindidos.


γ) Tratamiento militar a la protesta social. 1. Uso de armas no convencionales para mermar la capacidad de movilización de los colombianos. Gases recalzados con metralla y piedras para herir letalmente a la población. Adecuación de las tanquetas con tecnología venom para disparar misiles de alto impacto, utilizadas contra los pobladores de Bosa el 4 de mayo, la misma tecnología fue utilizada en la ciudad de Popayán el 12 de mayo, esta vez sin estar adecuado en la tanqueta. Continuo uso de escopetas calibre 12 con las que el ESMAD impunemente asesinó a nuestro compañero Dylan Cruz en el marco del paro de noviembre de 2019. 2. Despliegue de las FF.MM. bajo el pretexto de la asistencia militar, tanques de guerra, helicópteros y batallones para contener a personas armadas con palos, piedras y bombas molotov. 3. Bloqueo de señales electromagnéticas mediante el uso de tanquetas y helicópteros que poseen tecnología de alta frecuencia para inhibir señales de celular e internet, impidiendo el registro de las acciones paramilitares para su posterior denuncia.

Estas técnicas hacen parte del repertorio que puede utilizar el bloque de poder como respuesta a la supuesta revolución molecular disipada. Su tendencia hacia la profundización y ampliación se dan por una legitimación del uso de toda la violencia del Estado para contener cualquier asomo de inconformismo, como también al ampararse desde la ilegitima defensa para conformar grupos paramilitares cuyo objetivo es “resistir la insurrección revolucionaria que estamos viviendo”. Especial atención debemos tener a las declaraciones del Partido Patria Nueva, liderado por facciones radicales de ACORE que promulgan públicamente estas ideas.



Elementos mínimos para resistir sin sucumbir ante la arremetida neo-fascista


Hemos desarrollado un marco de referencia sobre el cuál piensa y actúan las fuerzas del orden, esto nos puede ayudar a predecir cómo se moverán ante la contundente fuerza de la justicia popular. Por tanto, es importante brindar unas ideas iniciales y prácticas para dificultar la aplicación de las técnicas contrainsurgentes.


1. Es primordial fortalecer la movilización social masificando múltiples formas de protesta: de esta manera diferentes subjetividades escindidas se podrán articular en la construcción del Paro Nacional. Resistir implica reconocer que la no violencia y la violencia popular son legítimas, más aún cuando el enemigo utiliza todos los mecanismos para socavar la movilización social.

2. Coordinar todas las acciones de resistencia e informar a organizaciones de DDHH, brigadas de salud y prensa especialmente alternativa e internacional: así se podrá garantizar el cubrimiento de las acciones de movilización. Minimizar la ejecución de acciones individuales o de pequeños grupos que pueden ser fácilmente atacadas y eliminadas por la paranoia fascista.

3. Anticipar los escenarios de posible confrontación: Priorizar la realización de los ejercicios de resistencia en los barrios donde existe mayor conocimiento del terreno y apoyo por parte de la comunidad, especialmente puntos geográficos donde exista dificultad de ingreso por parte de las fuerzas estatales y paraestatales, que además cuente con rutas de escape de las personas en movilización. Evitar la confrontación en campo abierto; la mayoría de las acciones militares y paramilitares, con registro de uso de armas, se han dado en un contexto de lucha abierta donde difícilmente puede existir cubrimiento audiovisual y puntos de repliegue.

4. Fortalecer, fomentar y proteger los comités de seguridad popular (primeras líneas, guardia indígena, guardias campesinas, entre otros). En el caso que no exista, es menester conformar estos comités en el marco de asambleas y encuentros populares, no se recomienda la realización de reuniones secretas de las personas que resisten y confrontan directamente a las fuerzas del orden debido a que existen infiltraciones que pueden generar riesgos. Los comités de DDHH y de salud conformados deben tener canales de comunicación con organizaciones del orden nacional e internacional.

5. Durante las jornadas de protesta conformar grupos de entre 3 y 4 personas con datos en el celular, que reconozcan a los comités de DDHH. En casos donde existan escenarios de alta represión buscar refugio para el grupo antes de dirigirse hacia el destino individualmente.



Consideraciones finales del orden político


Solamente la profundización de la movilización y su fortalecimiento en los territorios, junto con escenarios de organización popular y de democracia directa, podrán crear las condiciones para facilitar un cambio real en el estado de cosas actual. Más allá de depositar nuestras esperanzas en las elecciones del 2022, sin tocar la estructura del Estado, debemos proyectar la viabilidad de encauzar la indignación en un proceso constituyente popular.


Para lograr este propósito proponemos las siguientes consideraciones: 1) Identificar las problemáticas que afectan a la sociedad colombiana de manera general y aterrizarlas localmente en las reivindicaciones concretas del barrio, la localidad y el municipio. 2) No supeditar la discusión en el marco de los espacios, tiempos y procedimientos institucionales actuales; nuestro propósito es crear las condiciones para construir las bases de un nuevo Estado. Debemos necesariamente incluir en nuestra agenda popular, un cambio en la doctrina militar y de reconfiguración en la estructura, funcionamiento, financiamiento, dependencia y regulación de las fuerzas armadas, fuertemente ideologizadas por la ultraderecha.


Únicamente el fortalecimiento, profundización y coordinación de las asambleas locales, podrá viabilizar la creación de un tipo de gobierno provisional y popular que supere el ejercicio burocrático y limitado que encarna el actual comité nacional de paro. Sus tareas fundamentales en un primer momento serán 1) Viabilizar la construcción del proceso constituyente, enfocándose en multiplicar los escenarios asamblearios, recogiendo y organizando las discusiones. 2) Solucionar los problemas de facto con iniciativas tales cómo las caravanas humanitarias y de abastecimiento de productos de primera necesidad en coordinación con las organizaciones sociales y populares. 3) Generar lazos con organismos internacionales para denunciar internacionalmente las actuaciones del bloque de poder y sus aparatos estatales y para estatales.


Por: Milena Teresa Sabina P.

17/05/2021

[1] 1.Fortalecer FFAA, debilitadas al igualarlas con terroristas,La Habana y JEP. Y con narrativa para anular su accionar legítimo; 2. Reconocer: Terrorismo más grande de lo imaginado; 4. Acelerar lo social;5. Resistir Revolución Molecular Disipada: impide normalidad, escala y copa [2] Toda la información de esta conferencia fue eliminada en la página de la universidad, sin embargo, la grabación se encuentra en la web: https://www.youtube.com/watch?v=1rDQoEIuTCA

 
 
 

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